Terapia infantil

Terapia infantil

Como saber si mi hijo es feliz

1.- Trastornos de conducta

Normalmente, un elemento estresante puede desencadenar una conducta desafiante, agresiva o regresiva. Es el caso de una mudanza o del nacimiento de un hermano. No obstante, si esta situación se prolonga demasiado en el tiempo es posible que el niño padezca de trastornos de conducta.

Síntomas: Estamos ante un caso  de trastorno de conducta cuando las rabietas son frecuentes, la actitud agresiva es constante, se empieza a amenazar o a dañar a animales, se bebe o se fuma a edades muy tempranas, absentismo escolar o se desafía a cualquier figura de autoridad.

2.- TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad

Hace unos 20 años este trastorno era tan desconocido por los padres como temidas sus consecuencias. Los niños que, por aquel entonces, padecían de TDAH eran tachados, simplemente, de hiperactivos sin tener en cuenta que la falta de atención y la impulsividad eran, realmente, los factores fundamentales de este trastorno.

Síntomas: inmadurez emocional, rabietas y actitud problemática con otros niños, poco predispuesto hacia el juego social, dificultad para aprender números, colores y letras, preferencia de las actividades deportivas sobre las educativas.

3.- Déficit de habilidades sociales

Más allá de los déficits ocasionados por otros trastornos como el TEA (asperger o trastorno de espectro autista) lo cierto es que la falta de habilidades sociales puede ser una carencia reversible completamente en la niñez. Muchos niños no crecen con las mismas aptitudes o sus primeras experiencias sociales no resultan lo suficientemente agradables. Es por ello que la detección precoz de este déficit puede ser la clave para prevenir problemas de sociabilidad en el futuro.

Síntomas: Introversión, evitación, agresividad injustificada, ansiedad, depresión.

4.- Trastorno del aprendizaje

Los trastornos del aprendizaje incluyen un amplio espectro de problemas que pueden surgir durante el proceso lectivo. Ya hemos mencionado uno de ellos (TDAH) pero estos suelen asociarse a la dislexia o disgrafía. Estos dos trastornos son, actualmente, más fáciles de diagnosticar y, a menudo, es el orientador escolar quién detecta el trastorno. Después de esto, la terapia infantil puede dar muy buenos resultados – mejores cuanto más temprana sea la intervención -.

5.- Depresión infantil

En algunos países la depresión infantil ya es la principal causa de enfermedad psicológica por la que los padres solicitan terapia infantil para sus hijos. No se quedan atrás los países europeos que registran cada año nuevos casos de depresión a edades cada vez más tempranas.

Síntomas: pérdida de interés, ideas autodestructivas (más común en adolescentes pero también en niños), alteración del sueño, incapacidad para concentrarse, falta de energía, humor depresivo, reproches hacia los padres.

6.- Ansiedad infantil

Es diferente a la depresión pero, realmente, suele ser la antesala y suele presentarse comorbilidad. Los niños que padecen ansiedad suelen tener pensamientos depresivos unidos a otros síntomas propios de la ansiedad.

Síntomas: Creencias de que algo malo les va a ocurrir a sus padres, temor profundo a determinadas situaciones, respuestas psicosomáticas a estímulos aparentemente normales.

7.- Problemas en la escuela

El monstruo del bullying, las exigencias de la educación reglada y muchos otros factores determinan un entorno que el niño puede percibir como hostil. A menudo los problemas en la escuela desencadenan trastornos de ansiedad y depresión.

8.- Trastornos del sueño infantil

Desde los terrores nocturnos hasta el sonambulismo o el somniloquio pueden ser tratados con terapia para niños.

Cómo deben ser las terapias con niños

Los más pequeños se comunican de una manera muy diferente a como lo hacen los mayores y, mientras los adultos responden bien a las terapias cognitivo conductuales, las terapias para niños deben ser, además, amenas, de corta duración y se debe hacer uso de los juegos para descubrir qué es lo que le pasa al niño por la cabeza.

  • Instrumentos proyectivos: Uno de los más conocidos es el test del árbol. Actualmente, solo tienen validez para los más pequeños ya que los adultos pueden falsearlos más fácilmente. La interpretación de las representaciones del dibujo ayuda a que el psicólogo conozca las fortalezas y debilidades del entorno del niño y también sus miedos e inseguridades. Es un arma que suele funcionar, especialmente antes de los 10 años.

 Los trastornos infantiles deben recibir terapia con el propósito, mejorar la calidad de vida del menor y sea óptima durante cada etapa de su vida en la que, ante todo, tienen que ser lo que son: niños.